Jerencio: ¡Bienvenidos sean los caturdays!

 Mi honestidad intelectual está siempre ante todo cuando se trata de dirigirme a ustedes, mis estimados lectores. Es así que debo confesarles que el estado en el que me encuentro a la hora de redactar esta hoja no es el óptimo (por no decir que tengo dentro mio cerveza y vodka). Sin embargo, como ya sabrán, mi estado nunca es el mejor, y aún así no me privo de escribir las maravillas con las que los he deleitado este tiempo que me tocó ser partícipe de un diario bastante revolucionario y sensual. Y ya que estamos con los elogios, quiero agradecer a Maisonier por brindarme ese espacio Caturday que tanto necesitaba. No saben lo bien que se siente levantarse una mañana y que un gato te diga que estaba escrito por los dioses, que ese día sería EL DÍA.

No puedo ver nada. JAJA

Adentrándonos ya en el tema del día, quiero destacar la capacidad que tiene la vida, el día a día, y cada puta jornada que pasamos en este infierno; de mostrarnos que la lógica no es más que un mero concepto abstracto y diseñado por gente que se hace llamar “científicos”. La vida tiene muchas cosas ilógicas dentro de la lógica misma, como si se tratase de un signo de segundo nivel, que Barthes toma de Saussure para explicar la constitución de un mito. “Jerencio, bendícenos con tus santos ejemplos de cada día”, escucho por ahí, mientras miro fijo al monitor. Quizá se complique el tema de las comparaciones empíricas, puesto  que deberían estar conmigo todo un día y ver con sus propios ojos las cosas que me pasan. De todas formas, puede que se sientan identificados o realicen una analogía entre mis experiencias y las suyas (lo cual resultaría de lo más útil y excitante).

Caturday, son los mejores días, pero también los más exigentes

 No puede ser que me levante una mañana bien temprano, habiendo soñado con un acontecimiento anterior en mi vida, justo cuando otra persona me lo recuerda ese mismo día, mas adelante. En suma, dicho sueño me llevó a encarar la jornada de otra forma: me puse a pensar en qué pasaría cuando llegue a los 40, y de qué me podría arrepentir por no haberlo hecho ahora a los 20 (altamente recomendado). Así como me levanté fui a hacer unos trámites para protestar contra una medida tomada por la facultad (o mejor dicho, por una medida que no se tomó), siendo uno de los dos firmantes y exponiéndome a cualquier tipo de represalia o ataque mafioso. De ahí fui a estudiar una materia en donde tenía que ponerme a explicar la lógica (maldita sea), hasta que cuando me di cuenta estaba en otro lado comiendo pizza de carne y una chocotorta, con vodka para asentar.
 Ahí no terminó todo. Supuestamente tenía que volver a mi casa, pero el trajín del recorrido de vuelta hizo que terminase tomando cerveza en una cancha de fútbol. La lógica diría que en ese lugar se debe practicar deportes. No señores, yo estaba tocando unos tambores y bebiendo alcohol, hasta que pasaron unas minas. Una de esas mujeres resultó ser alguien vinculada a este diario, por lo que no quiero brindar mayores detalles. La idea es que uno intenta ser un revolucionario luchador y protestante por la mañana, habiendo soñado frikeadas, para luego por la noche terminar borracho y viendo gente que nada tenía que hacer en ese lugar...y después me piden que explique qué es la lógica. ¡Dios me libre!
 Gracias.

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