Jerencio: Nos siguen mintiendo descaradamente
Lamento la ausencia de esta columna el viernes pasado, pero una cuestión de improvisto hizo que tengamos que abandonar Maisonier por una semana. Debo admitir que esta situación “de fuerza mayor” me vino bien, porque este fin de semana fue bastante agotador (cumpleaños de un amigo y regreso de otro, tras obtener la armadura de Pegaso). De todos modos, antes de que pregunten “¿a quién carajo le importa tu vida?” aclaro que volví y soy millones; y encima parece que se vienen buenas noticias. No, no dejé la facultad (y parece que no lo voy a hacer nomás, como lo había anticipado). Casios, no tenés chance con la armadura. Moriste por una mina que ni te quería, te la comes doblada. Sigo en el aparato ideológico. ¿Por qué? ¿Y por qué no? Voy a seguir buscando mi verdad ahí, a pesar de las adversidades. Comprendan que hay momentos tontos en los que me siento así, diría Eros, pero ya no sé ni lo que digo. Iré al futuro desde el presente, imaginando lo nuevo que vendrá. Listo. Ahora que